Equilibrio emocional: utopía o realidad?
El equilibrio emocional, ese ansiado estado de estabilidad y balance, ¿ es posible en los tiempos que corren?
Cuando encontramos y nos ubicamos en nuestro centro y de allí proyectamos nuestras visiones y posteriores acciones, sí, entonces estamos en pleno uso de nuestro equilibrio emocional.
Ese sentirnos bien, tranquilos ,en calma, cuando somos capaces de ver nuestras oportunidades y limitaciones, considerando con la mayor objetividad posible la decisión a tomar o la conducta a implementar, eso es equilibrio emocional.
Seguramente lo hemos vivido muchas veces, pero la sombra de nuestros intentos fallidos suele ocultar el brillo de nuestros logros.
Los atavismos, los mandatos educativos o culturales, la culpa, el miedo, nos hacen filtrar las situaciones llenas de luz y creemos que desconocemos nuestro centro de paz.
Son muchas las circunstancias que a diario nos pueden descolocar. El trabajo, la salud, la familia, el dinero…, entre otros factores generan incomodidad y nos nublan la visual de nuestro centro y posibilidades.
Nuestras emociones, por otra parte, son muy diversas y complejas, pudiendo experimentar dualidades confusas, sobre todo, cuando leemos tanto sobre la felicidad y la estabilidad emocional y vemos, en las redes sociales, mil imágenes y textos supremamente positivos, entonces nos cuestionamos si ello es posible o es una mera fantasía publicitaria.
Pienso y siento que sí podemos sentir nuestro equilibrio.
Podemos, sin lugar a dudas , alcanzar nuestro centro y recolocarnos, haciendo de ello casi una rutina de higiene mental.
Un resultado de despertarnos y respirar,sentirnos vivos ,reconociendo nuestras capacidades y trazándonos metas sencillas -objetivos tangibles- para lograr la autosatisfacción y fortalecer nuestra autoestima, eso nos hace personas equilibradas.
Y al final del día , respirar de nuevo con la certeza de haber tenido una buena jornada con sus mas y su menos pero provechosa al fin y al cabo,pues lo que anhelamos es nuestra superación personal, emocional, espiritual, éso nos hace sentirnos equilibrados.
En todos estos años de ejercicio profesional y en general a lo largo de mi vida , he conocido amado y respetado a muchas personas que me han enseñado lo que realmente es indispensable para lograr el equilibrio emocional.
En ellas prevalece la autenticidad, la generosidad de quererse y aceptarse como son, con aplomo , sensatez, sin culpa ninguna, perdonándose sus fallas y sacando luz de sus logros diarios. Son personas compasivas, empáticas, de mirada limpia , que van por su camino trabajando en lo suyo y, siempre, siempre tendiendo su mano a los demás, seres que se quedan sólo con lo bueno..
Y he allí donde se descubre que el equilibrio emocional no es una utopía
Lo he visto cuando estas maravillosas y tan comunes personas -como tú y como yo- me enseñan que solas no habrían podido lograrlo.
Que extender lazos afectivos, comunitarios nos nutren y nos protegen , elevando nuestro centro a ese estado de paz y estabilidad emocional.
Fortaleciendo estos lazos de nutrición afectiva crecemos con una cálida sensación de protección y cuidado. Nos reconstituye como personas equilibradas con nosotros mismos y nuestro entorno.
Nuestra autoestima se consolida al sentirnos apoyados, cuando percibimos ese soporte afectivo, emocional y social que surge de nuestros lazos comunitarios.
Nos conecta con la vida y la vida es una homeostasis constante, certificada esta afirmación por los científicos estudiosos del tema: una condición interna, inherente al organismo que regula los intercambios de materia y energía con el exterior y procura una condición estable, equilibrada.
Concluimos que si hay vida, hay cambios , hay respuestas infinitamente diversas y siempre adaptativas para preservar nuestra salud.
Si estamos aquí, existimos, somos-en-el mundo y la naturaleza del ser humano es adaptarse a los continuos cambios , recolocarnos en nuestro centro y preservar nuestro equilibro emocional con la serenidad que nos proporciona sabernos seguros y nutridos afectivamente por nuestro entorno.
De eso se trata la vida , de encontrar las estrategias propicias para nuestra adaptación y asegurar nuestro equilibrio en un entorno nutritivo afectivamente.